Viaje a Ítaca es el nombre con el que denomino a ésta serie de piezas que vengo desarrollando desde agosto pasado, en principio relacionadas con el viaje casi imposible de Odiseo de regreso a casa tras triunfar en Troya, un viaje lleno de aventuras y luchas, las que haciendo un símil emprendí en agosto pasado cuando decidí marchar de Caracas y recorrer mi país Venezuela y cualquier otro al que tuviese oportunidad de visitar. En mi caso el viaje a Ítaca no es un viaje de regreso, es un viaje sin retorno, pues como dijera Heráclito, "Nadie se baña dos veces en el mismo río" y cada día que pasa, con cada experiencia recogida en el camino mi vida, mis emociones, mis sensaciones se transforman, entonces es mi viaje un viaje incierto, abierto a nuevas posibilidades que contribuyan a madurar mi ser y hacer crecer a mi pintura, en el camino mis sentidos se llenan de colores, olores, sabores, hay sonrisas, abrazos, roces... donados por la gente, los paisajes y al final todo esto contribuye, pues siempre he sostenido que la pintura es la vida misma. Todo esto como experiencia de vida proporciona a mi pintura nuevas formas, nuevos gestos, nuevos colores, hace que se cargue de toda esa energía y toda esa magia que recojo en el camino y se transforma en pincelada y color. Presento aquí algunas de las piezas producidas durante esta etapa, las mismas que vienen conmigo en esta nueva aventura que emprendo en mi viaje a Ítaca, en dos días saldré de Miami a New York, haré el recorrido en tren para así llenarme de visiones desconocidas para mi. Ahora trayendo un poco de color, energía y vida plasmados en estas piezas pretendo confrontarlas con las nuevas miradas en la ciudad múlticultural.
Ivan Romero
